Masturbación femenina: mitos y verdades de un tema tabú

Masturbación femenina: mitos y verdades de un tema tabú

Históricamente el autoerotismo femenino estuvo plagado de mitos y oscurantismo, fue y lamentablemente para muchas mujeres sigue siendo, un tema tabú. Que te salen pelos en las manos, que es pecado, que luego no disfrutas con tu pareja, que se nota, que puede aparejar locura o sordera y muchas otras mentiras semejantes poblaron el imaginario colectivo durante siglos. Pero el autoerotismo es tan viejo como la humanidad misma y es importante que lo tomemos como lo que es: una expresión más de la sexualidad.
Remontándonos al origen de la sexualidad humana, la licenciada Paula Ferradás nos cuenta que según Freud la sexualidad comienza con la vida y que “la pulsión sexual en la infancia tiene el carácter de una ley”.
Según el psicoanálisis entonces, explica Ferradás, “el chupeteo es la exteriorización sexual infantil por excelencia (hoy sabemos que incluso se da en la vida intrauterina). Los labios del niño se comportan como una zona erógena y el repetir la succión rítmicamente le proporciona placer. Esto luego sirve de modelo para el descubrimiento de otras zonas erógenas relacionadas con las exteriorizaciones sexuales masturbatorias (como la zona anal y las zonas genitales).” De este modo, se pone en evidencia que el autoerotismo conciente puede comenzar en distintos momentos de la vida y varía según las personas pero que la actividad masturbatoria, aunque no sea específicamente genital, es innata y completamente natural y esperable.
Uno de los mitos más frecuentes consiste en pensar que las mujeres no se masturban. Por vergüenza al qué dirán, no solo los hombres sino también otras mujeres, sigue siendo difícil encontrar una mujer que admita libremente que se toca y lo disfruta. Muchas, posiblemente, ni siquiera sepan bien qué es. Pero entonces ¿qué es la masturbación exactamente? Según la terapeuta sexual Adriana Ávila “la masturbación o autoerotismo es la obtención de placer a través de la autoestimulación de los genitales, acompañando a esto fantasías sexuales, en búsqueda de la excitación y el orgasmo”. Saber y no tener vergüenza es un paso fundamental.
Otro de los mitos que circulan desde siempre es que puede traer problemas en la sexualidad compartida, que si una mujer se masturba luego no puede alcanzar orgasmos cuando tiene relaciones con su pareja. Esto es completamente falso y alejado de la realidad. La masturbación no solo es una forma de pasarla bien y de obtener placer en el momento deseado si no que es, además, uno de los mejores caminos para conocerse y poder guiar a la pareja en las relaciones de a dos. Como señala Ávila, “existe la falsa creencia de que el varón nace con habilidades de amante y que es deber de él enseñar a la mujer a disfrutar del sexo. Nada más absurdo que esto, nadie nace siendo un buen o mal amante sino que esto implica tiempo y experiencia y para ello hay que cultivar el erotismo”. De este modo, la masturbación resulta una herramienta no solo útil sino indispensable para el desarrollo erótico de una persona y por tanto de la pareja. para una vida sexual plena.
También existe la creencia de que el placer que se obtiene con el autoerotismo no es un orgasmo. Mucha gente piensa a que un orgasmo se llega solo a través de la penetración de un hombre. Es importante que sepamos que a todos y cada uno de nosotros no dan placer diferentes cosas y que no se puede generalizar. De hecho, muchas mujeres llegan al clímax con sus parejas solo a través de la estimulación manual del clítoris.
También es muy importante dejar de lado la creencia de que solo las mujeres solas se masturban o que es válido solo si una mujer no tiene pareja. El autoerotismo no es una perversión ni un acto egoísta ni anormal. Masturbarse es un acto más de placer. Ávila señala que mucha gente hasta llega a ver a la masturbación como un acto de infidelidad.
Como vimos, la masturbación es una forma más de la sexualidad humana tanto para hombres como para mujeres y, como tal, debería dejar de ser estigmatizada de una buena vez.